El mero (o cherna) es el mayor «trofeo» que un buceador en el mediterráneo puede cobrarse en una inmersión.
Este pedazo de animal no solo nos alegra la vista, sino que es el termómetro perfecto del impacto humano en nuestras costas. Y es normal: un pez de 1 metro de largo y que alcanza los 40 Kg es el objetivo perfecto para pescadores, pero también se ve muy afectado por la explotación de pequeñas especies con las que se alimenta.
¿Cómo reconocer al mero?
- Es un pez (por que no es un mamífero o un cefalópodo) y es peciforme (por que no es «senfiforme» como las morenas)
- Es un robusto y pardo. A mí me recuerda a un «obus oxidado»
- Grandes labios
- Cresta punteaguda.
- Ojos muy redondos
- Cara me «perdona vidas»
- Actitud de «pasota» ante los buceadores

Los meros o chernas está un grupo con 20 géneros más… así que es fácil ver muchos tipos de meros en diferente cosas.

El «pececito» tiene un cuerpo robusto, con una cabeza grande y unos ojos globosos y grandes mandíbulas. Su hábitat son las zonas rocosas de aguas templadas, con grandes piedras o cuevas submarinas.

Se encuentra entre los 4 y los 300 metros de profundidad. Y pueden alcanzar el metro de largo y 40 kg de peso. En lugares como las Columbretes podrás ver bichos así de grandes.
Es un fallo muy común confundir la carne del mero con la del marrajo (es un tiburón) y el emperador (Luvarus imperialis).


Ya de paso, os dejo el momentazo de Josie pegándose con un mero en Masterchef.
